La VIII Legislatura en Navarra ha venido marcada por la crisis económica, pero también por una crisis institucional y política sin precedentes, donde el sistema de gobierno parlamentario entendido como modelo colaboración Parlamento Ejecutivo, ha sido desplazado por una versión de desencuentro permanente de las dos instituciones principales, hasta el punto de desembocar en una suerte de sistema de gobierno parlamentario colapsado tras la ruptura del pacto de gobierno UPN-PSN al año de su firma. Se cierra así una Legislatura convulsa, de Gobierno en minoría, con un activismo parlamentario ejercido frente al Gobierno, que arroja cifras apabullantes en legislación y actos de control en todas sus modalidades, y con una litigiosidad ante el Tribunal Constitucional desconocida hasta la fecha (14 recursos de inconstitucionalidad presentados).
Unión del Pueblo Navarro ha conservado la primera posición entre las fuerzas políticas –desde 1991- si bien nunca ha gozado de una mayoría absoluta, como tampoco ninguna fuerza política desde la transición. Por ello, la formación de Gobiernos pasa en Navarra por políticas de pacto. La Comunidad Foral cuenta con uno de los parlamentos más plurales del mapa autonómico y el pacto es consustancial a la Comunidad foral: pacto ad intra, pero también pacto ad extra con el Estado, como expresión del modo singular de inserción a través de la disposición adicional 1ª CE. Y al tiempo, la política de pacto se vertebra a través del principio de lealtad. Y, adelantando la conclusión del balance de estos cuatro años, es precisamente la ruptura de pactos y la ausencia de lealtad en distintos órdenes, la nota que caracteriza este último periodo patológico y de constante conflicto político en la Comunidad Foral de Navarra.Llegeix més »