El movimiento soberanista en Quebec tras las elecciones federales canadienses de 2021: ¿renovarse o morir? – Francisco Javier Romero Caro
Senior Researcher Institute for Comparative Federalism - Eurac research Bolzano/Bozen

Col·legi electoral durant les eleccions federals de setembre de 2021 al Canadà. Font: Wikimedia commons. Llicència CC0 1.0 Universal Public Domain Dedication.

A finales de septiembre de 2021, Canadá celebró sus segundas elecciones en apenas dos años. A pesar de que la pandemia estaba lejos de estar controlada en algunas zonas del país y de que no parecían existir indicios que pusieran en riesgo la estabilidad del Gobierno, pues este ha sido capaz de sacar adelante sus principales proyectos, Justin Tudreau decidió solicitar a la Gobernadora General la disolución de los Comunes y la convocatoria de elecciones generales con la intención de alcanzar una mayoría absoluta que le permitiera gobernar sin depender del apoyo de otras formaciones. Sin embargo, la realidad es tozuda y a pesar de lo mucho que ha cambiado el mundo en estos dos años, el panorama político canadiense parece haberse conservado en una burbuja, puesto que la cita electoral deparó unos resultados prácticamente idénticos a los de 2019. Tras una corta campaña marcada por la ausencia de grandes eventos a causa de la pandemia, el Partido Liberal de Trudeau ha repetido victoria con 160 escaños (+3) y el 32,6% de los votos. El Partido Conservador de Erin O’Toole queda en segunda posición tras volver a vencer en votos (33,7%), pero perdiendo dos escaños hasta los 119. El Bloc Québécois (BQ) queda como tercera fuerza con 32 escaños (7,7%; =), por delante del NPD (Nuevo Partido Democrático) [25 escaños (+1) y 17,8%]. Por su parte, el Partido Verde ha obtenido 2 escaños (-1) con el 2,3% de los votos, mientras que el Partido Popular, apoyado por el negacionismo antivacunas, ha disparado sus apoyos hasta rozar el 5%, aunque ello no le ha servido para obtener representación.Llegeix més »

Le Québec et son expérience en matière de processus d’autodétermination externe – Dave Guénette, Alain-G Gagnon

Au cours des 50 dernières années, le débat sur la capacité du Québec à déclarer son indépendance du reste du Canada a animé la vie politique et constitutionnelle au pays. En effet, de l’élection du Parti québécois de René Lévesque en 1976, en passant par les référendums sur la souveraineté de 1980 et 1995, sans oublier le Renvoi relatif à la sécession du Québec de la Cour suprême du Canada et la Loi sur la clarté référendaire du Parlement fédéral, la question constitutionnelle de l’indépendance du Québec fait partie du paysage politique canadien.

Le Québec fait ainsi en quelque sorte figure de chef de file au sein des démocraties occidentales. Voilà un État moderne et développé qui tente d’obtenir sa souveraineté nationale, non pas en temps de guerre ou pour des raisons d’oppression politique grave, non plus pour mettre un terme à une emprise coloniale sur son territoire ou pour s’affranchir d’un système politique totalitaire, mais bien pour des raisons avant tout culturelles, identitaires, linguistiques et économiques. En ce sens, il est juste d’accorder à la nation québécoise un rôle de pionnier en matière de reconnaissance du droit à l’autodétermination externe des nations minoritaires.

À ce titre, les mouvements sécessionnistes d’aujourd’hui en Écosse et en Catalogne, s’ils s’inspirent inévitablement de l’expérience québécoise, contribuent également à alimenter les débats en ce qui a trait au droit à l’autodétermination des nations minoritaires au sein de sociétés multinationales démocratiques. À terme, il est clair que les enseignements québécois, écossais et catalans – mais aussi éventuellement ceux des cas flamand et sud-tyrolien par exemple –participent à une forme de dynamique dialogique où l’expérience pratique d’un de ces cas précis peut se révéler avoir une influence concrète sur les débats au sein d’autres mouvements indépendantistes.Llegeix més »

Elecciones en Québec: cambia la mayoría – Josep Mª Castellà

El pueblo de Québec ha votado mayoritariamente a favor de un cambio político en las elecciones anticipadas a la Asamblea Nacional que han tenido lugar el lunes 7 de abril de 2014, en las que ha votado casi un 10% menos que en las anteriores elecciones del 4 de septiembre de 2012 (65,6% frente al 74,6%). Los electores han dado la victoria al Partido Liberal, con una mayoría absoluta de 70 escaños (de los 125 de que se compone el Parlamento) y un 41,2% de los votos emitidos (frente a los 50 escaños y 31% de los votos en las elecciones de 2012). La candidatura vencedora estaba encabezada por Philippe Couillard, un conocido profesional de la medicina que había ocupado varios cargos ministeriales en anteriores gobiernos liberales. La primera ministra, Pauline Marois, al frente del gobierno del Parti Québécois (PQ) desde su victoria en las elecciones celebradas hace dieciocho meses, ha llevado a su partido a una de las mayores derrotas jamás sufrida por el PQ y que solo encuentra precedentes en resultados de los años setenta, habiendo perdido ella misma el escaño. El partido soberanista ha obtenido 30 escaños y un 25,4% de apoyo popular.   En la legislatura anterior el gobierno soberanista no ha gozado de mayoría en el Parlamento provincial (54 escaños), por lo que la premier Marois decidió convocar elecciones anticipadas a inicios de marzo de 2014. En aquel momento las encuestas electorales otorgaban a su partido una mayoría cómoda, debido en buena medida al liderazgo mostrado en la gestión de alguna crisis social vivida en Québec y, sobre todo, al impulso de la Carta de los valores, la cual perseguía erradicar del espacio público los signos religiosos visibles. Llegeix més »